Diario de Guerra
José Agustín Ortiz Pinchetti
Como nunca me escriben mis lectores. Muchos coinciden conmigo, ¡qué inteligentes! Pero los panistas me atacan. Unos me invitan a irme a un lugar innombrable y otros acusan a nuestro movimiento de violento y rijoso. Mis opiniones no son declaraciones del gobierno legítimo y las hago bajo mi propio riesgo.
Es hora de que mis corresponsales blanquiazules acepten quiénes son los verdaderos violentos. Mientras que el saldo del movimiento de resistencia contra el fraude es blanco, sin incidentes sangrientos ni destrucción, el de ellos es terrible. No sólo se robaron las elecciones, como reconocen en privado panistas respetables, sino tienen en vilo a la nación. En Oaxaca ha habido 40 muertos y cientos de heridos; varios centenares de activistas de la APPO están en cárceles de alta seguridad en todo el país. El PAN ha concedido la impunidad temporal de Ulises Ruiz a cambio de que el PRI le permitiera la "inauguración". Cuando estas gentes me hablan de respeto y estado de derecho me da risa. En Oaxaca, por "órdenes superiores", se han allanado casas, perseguido y aprehendido a centenares sin que en los supuestos delitos hubiera flagrancia que lo justificara. El gobierno del PAN parece inclinarse a demostrar machismo contra los que resisten la opresión.
Algunos me han preguntado qué le podría yo aconsejar a Calderón para reducir la tensión política. Yo nunca asesoraría a Felipe, que es y será para siempre un presidente espurio, como dijo el PAN de Salinas para después negociar por él. La confrontación va a continuar por vías nuevas. Pero puede rencauzarse si Calderón impulsa una reforma electoral profunda y tempranera y ordena al procurador investigar a Ulises y liberar a los presos. No creo que la movilización a la que ha convocado AMLO se detenga. Su liderazgo no existiría sin que por lo menos una tercera parte de la población hubiera despertado. El fenómeno de fondo es que millones por primera vez en la historia de México están apoyando un proyecto progresista.
La confrontación es necesaria, inevitable y puede ser sana si se da en forma pacífica: nuestros proyectos son distintos. Calderón ha plagiado algunas propuestas y las ha convertido en iniciativas deslavadas para engañar a la opinión pública. Su auténtica propuesta es reaccionaria: reducir el presupuesto de las universidades públicas y de la educación. Disminuye los recursos para la cultura y los aumenta para la seguridad pública y las fuerzas armadas. Quien quiera entender la verdadera línea del gobierno debe estudiar el presupuesto. El Frente Amplio Progresista y el gobierno legítimo van a presentar una crítica a estas propuestas y a impulsar proyectos importantes. Como la ley de precios competitivos para reducir la concentración y los monopolios. Vendrán nuevas iniciativas y acciones. Apostaremos en contra de los proyectos regresivos. No en favor del colapso político y de la ruptura social. Criticaremos a los funcionarios ineficaces y a la corrupción, pero no quebrantaremos la paz.
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